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El consumo moderado y habitual de cerveza se asocia en diversos estudios con numerosos beneficios por su bajo contenido alcohólico y por su aporte de nutrientes y componentes bioactivos, a los que se atribuyen propiedades saludables. Por otro lado, el seguimiento de un estilo de vida activo se relaciona con un mayor gasto energético, con la prevención de numerosas patologías y es considerado como uno de los principales promotores de salud. En base a esto, cabría la posibilidad de que la combinación de un consumo moderado de cerveza y el seguimiento de un estilo de vida más activo puedan potenciar los efectos beneficiosos atribuidos a ambos factores de forma aislada. Por todo ello, el objetivo de este estudio es analizar la repercusión de estos dos factores, y su posible interacción, sobre la calidad de la dieta y la situación nutricional de un grupo de adultos españoles de 18 a 50 años. Para ello, se ha diseñado un estudio de casos y controles en el que 120 individuos fueron seleccionados a partir de una muestra más amplia, de acuerdo a que consumieran, o no, habitualmente cerveza y a que fueran activos o sedentarios. Para la realización de la investigación se han utilizado indicadores antropométricos, dietéticos, hematológicos y bioquímicos. Tras analizar los resultados, hemos observado que los consumidores habituales de cerveza de nuestro estudio tienen una composición corporal más favorable, independientemente de la categoría de actividad física a la que pertenezcan, ya que presentan un menor índice de masa corporal y circunferencia de cintura, sin mostrar diferencias en la grasa corporal. El hábito de consumir cerveza se asocia al de otras bebidas como café, té, vino y otras bebidas alcohólicas, y los individuos activos consumen mayor cantidad de bebidas isotónicas y bebidas de origen vegetal. La dieta es similar en función del consumo de cerveza. Sin embargo, los individuos activos, frente a los sedentarios, seleccionan mejor los alimentos, de manera que sus dietas están más concentradas en nutrientes; además, éstas son de mayor calidad, al valorarlas por el Índice de Alimentación Saludable, debido, fundamentalmente, a su menor ingesta de grasa total y saturada. Por otro lado, el hábito de beber cerveza se asocia al seguimiento de dietas con una mayor capacidad antioxidante total, teniendo en cuenta, al mismo tiempo, el consumo de otros alimentos que puedan modular estos resultados. En nuestro estudio, el estilo de vida no supone diferencias fisiológicamente destacables en los parámetros hematológicos y bioquímicos. Sin embargo, el consumo habitual de cerveza se relaciona con mejores valores de algunos indicadores de riesgo cardiovascular y metabólico. Beber cerveza de forma moderada y habitual se asocia a menor riesgo de tener los triglicéridos elevados, a menores cifras de insulina basal en suero y menor riesgo de tener resistencia a la misma, así como a mayores concentraciones séricas de vitamina D, mayor capacidad antioxidante del plasma y a un menor riesgo de tener valores de PCR ultrasensible elevados. Además, la combinación de un consumo moderado y habitual de cerveza y el seguimiento de un estilo de vida activo se relaciona con mejores concentraciones de insulina. En conclusión, se pone de relieve que el estilo de vida activo favorece el seguimiento de dietas más saludables y de mayor calidad nutricional y que la inclusión de un consumo moderado de cerveza en la dieta no se relaciona con una peor situación antropométrica y nutricional, y sí con mejores indicadores cardiovasculares y metabólicos. La combinación de ambos factores se asocia a concentraciones de insulina más adecuadas.
Los jóvenes son un colectivo muy vulnerable desde el punto de vista nutricional ya que sus necesidades de nutrientes son muy elevadas, especialmente en el colectivo femenino. Por otra parte, experimentan cambios antropométricos y dietéticos y presentan gran preocupación por el peso corporal junto con un desconocimiento importante en temas de alimentación. La dieta de la población joven, en general, es mejorable caracterizándose por un elevado aporte de lípidos y proteínas en detrimento de los hidratos de carbono, lo cual se debe a un bajo consumo de cereales y legumbres, verduras y lácteos y elevado de grasas y carnes. Asimismo, la falta de práctica de actividad física, el consumo de tabaco y alcohol también puede tener un importante impacto sobre la situación nutricional condicionando peores hábitos alimentarios y aumentando las necesidades de algunos nutrientes, haciendo que el riesgo de sufrir deficiencias nutricionales múltiples sea mayor así como el de padecer exceso de peso u otras enfermedades. Aunque es importante consumir alimentos de todos los grupos, desde el punto de vista nutricional, los lácteos son muy valiosos, por su elevado contenido en proteínas y calcio de fácil asimilación, los cuales son unos nutrientes muy importantes en etapas de crecimiento y desarrollo, así como para el mantenimiento de la masa ósea en etapas posteriores. Durante la juventud la masa ósea sigue aumentando mientras que el consumo de lácteos suele disminuir...
Food choices and eating habits are learned from many sources. The school environment plays a significant role in teaching and modeling health behaviors. For some children, foods consumed at school can provide a major portion of their daily nutrient intake. Foods and beverages consumed at school can come from two major sources: (1) Federally funded programs that include the National School Lunch Program (NSLP), the School Breakfast Program (SBP), and after-school snacks and (2) competitive sources that include vending machines, "a la carte" sales in the school cafeteria, or school stores and snack bars. Foods and beverages sold at school outside of the federally reimbursable school nutrition programs are referred to as “competitive foods” because they compete with the traditional school lunch as a nutrition source. There are important concerns about the contribution of nutrients and total calories from competitive foods to the daily diets of school-age children and adolescents. Nutrition Standards for Foods in Schools offers both reviews and recommendations about appropriate nutrition standards and guidance for the sale, content, and consumption of foods and beverages at school, with attention given to foods and beverages offered in competition with federally reimbursable meals and snacks. It is sure to be an invaluable resource to parents, federal and state government agencies, educators and schools, health care professionals, food manufacturers, industry trade groups, media, and those involved in consumer advocacy.
Papers from the FAO Expert Consultation on Nutrition Education for the Public, 18-22 September 1995. - For the report of this conference, see FAO Food & Nutrition Paper 59 (ISBN 9251037973)