Ignacio Abdón Montenegro Aldana
Published: 2020-06-15
Total Pages: 82
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La pandemia del COVID-19 ha generado cambios culturales abruptos en la vida cotidiana de las personas, en las relaciones sociales, en la producción y distribución de bienes y servicios, y en la forma de gobernar. Se ha acrecentado el uso de tecnologías para facilitar la comunicación, el teletrabajo y la educación a distancia. También se han mostrado con mayor crudeza los problemas perenes de la sociedad como la pobreza, el desempleo, las inequidades, la violencia, la discriminación y el deterioro ambiental. En el escenario educativo, los viejos problemas se han conjugado con las nuevas dificultades, propias de educar en la distanciaEste panorama ofrece un reto para educadores, instituciones educativas, familias y sociedad, en general. El desafío es cuidar la vida de los estudiantes, seguirla cultivando a través de la educación, y al mismo tiempo, conservar la integridad física y mental de los educadores. Se vuelve imperativo repensar el sentido de la educación, revisar las estrategias de formación, las actividades de aprendizaje y las formas de evaluar. La educación en esta época no puede estar limitada a la prescripción de actividades dispersas para lidiar el encierro de los niños y jóvenes. Es necesario organizar acciones coherentes y contextualizadas que aporten de manera significativa a la íntegra formación de las personas, al desarrollo de sus potencialidades para forjarlas como seres singulares y constituir el ser social que habita en los colectivos humanos.En el ciclón de la crisis, han confluido los diversos problemas no resueltos de nuestra sociedad, volviendo la pandemia más letal. Y tal vez, lo peor sea que, nos estemos acostumbrado a sufrir plagas, aún más severas, sin enfrentarlas colectivamente. Pero también, han concurrido las expresiones más sublimes de lo humano, para salir del torbellino y pensar que, aún es posible decidirnos a transitar un camino colectivo más seguro. Las grandes transformaciones en lo cotidiano, en lo ambiental, en lo económico y político, serán el fundamento para el florecimiento de la civilización, como expresión suprema de la cultura: constituirán el legado principal que nos habrán dejado estos tiempos del COVID-19.