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En este libro se abordan los esfuerzos de objetivizacion que el hombre ha realizado respecto a alguno de sus discursos en el intento de transmitir su vision del mundo, de tal manera que se revisan las perspectivas analiticas propias del experimentalismo, asi como las originarias de la teoria de sistemas y de la cibernetica. Mayor atencion se presta a las epistemologias de la complejidad, que evidencian otra forma de construccion de la teoria. Consecuentemente, una aproximacion a estas nuevas fuentes requiere deconstruir la teoria clasica de las ciencias humanas para asi posibilitar un conocimiento de ellas con mayor entidad fundamentadora. De hecho, las ciencias humanas y, entre ellas, la pedagogia, deben deconstruir sus caducos discursos para asi poder construir su propio conocimiento, un conocimiento acorde con las nuevas realidades sociales de las cuales los viejos discursos no podian dar cabal explicacion. Es, en suma, necesaria una nueva narratividad que nos aporte una nueva metafora, asimismo coherente, del mundo. Para ello se trae a colacion la teoria del caos, que, por primera vez, y de forma monografica, se aplica entre nosotros a la teoria educativa en un intento de actualizar el discurso epistemologico de las ciencias de la educacion. En efecto, la teoria del caos obliga a la deconstruccion teorica para luego, asi, asumir la responsabilidad de construir una nueva teoria, que en el caso de la educacion se nos presenta como una "epistemologia compartida" al generarse tambien una practica educativa fundamentada en las mismas premisas caoticas, de tal manera que teoria y practica se van desarrollando al unisono al mismo tiempo que se posibilita la construccion del conocimiento enel nino. Como consecuencia de todo ello el libro presenta las bases de una nueva accion educativo escolar segun las aportaciones prestadas por la creatividad, el hipertexto, las situaciones de laberinto, etc. con consecuencias revolucionarias en el orden moral y en el futuro de la e
Este estudio analiza el perfil complejo del deconstruccionismo, plasmado en sus orígenes y en sus cambios, en su actualidad y en sus transversalidades, pero, sobre todo, en su relación con la pedagogía. Así, se pretende ofrecer un modelo para pensar críticamente la pedagogía, a través de procedimientos destinados a «desambiguar», desmitificar e interpretar lo pedagógico para captar su propio «grado cero», para dejar hablar a sus impensados, indagar sus implicaciones y manifestar sus arquetipos. Todo ello a través de una investigación realizada en Italia y en el extranjero capaz de evidenciar la articulación de esta frontera teórico-educativa de la posmodernidad, enfocándola en su valor pedagógico y en su función crítica educativa. Desde esta perspectiva, se han analizado diversas interpretaciones pedagógicas del deconstruccionismo a escala internacional: en Bélgica, con Pourtois y Desmet; en Brasil, con Barros Borges; en Canadá, con Trifonas; en Francia, con Morin y Nancy; en Alemania, con Plosser y Wimmer; en Italia, con Cambi y, posteriormente, con Erbetta, Erdas y otros; en Nueva Zelanda, con Peters; en el Reino Unido, con Biesca y Parker; en España, con Juan Colom Cañellas; o en Estados Unidos, con Egéa-Kuehne, Hunc, Spivak y Ulmer. Un panorama mundial que se ha centrado en la articulación real de este modelo filosófico-educativo fundamental, para tener en cuenta tanto en la teoría como en la práctica.
Podríamos convenir que en el cruce de la erudición, la ficción y la tertulia se vantejiendo las creencias y los supuestos a partir de los que cada cual forma su teoría educativa. Nos tememos que unas pueden tener más peso que otras: quizás las últimas, con su potencia mediática, sean más suculentas y de consumo rápido; seguramente las literarias tienen un alto poder explicativo y resultan siempre muy atractivas; sin duda, las eruditas suelen ser más aburridas y se alejan del gran público. En cualquier caso, lo que resulta notorio es que el bosquejo de la educación no es exclusivo de ninguna de estas aproximaciones teóricas: ni el sabio ni el artista ni el opinador amateur o profesional pueden atribuirse la exclusividad sobre la verdad en educación. Este libro debe leerse como una defensa corporativa de la pedagogía y está dedicado a sus practicantes, pedagogos y pedagogas –de ambos sexos, como exige la corrección política–, que se esfuerzan, también desde la buena fe, por intentar entender mejor la cosa educativa, quizás los más inofensivos, o por sugerir alivios para los males que la aquejan, los más atrevidos, fabricando las pócimas y los remedios más variados, no siempre del todo inocuos
La reflexión que aquí se presenta tiene estrechas vinculaciones con los desafíos intelectuales que implica pensar el campo de “lo pedagógico”, propio de los maestros, como un territorio posible de identificar como región epistémica y, por lo tanto, susceptible de ser sometida a indagación. Este libro resulta un texto de estudio, debate y problematización indispensable a considerar por quienes son cultores pedagógicos y tienen responsabilidad en el campo de la formación de nuestros docentes.
Se inicia el proceso de reflexión sobre la pedagogía preguntando primero por su relación con lo social e histórico en el contexto del sistema educativo. Todo sistema educativo ha tenido un referente teórico más o menos sistematizado que lo ha justificado o pretendidamente explicado para quienes están viviendo de él o para quienes se identifican plenamente con él. Fue la época que hay que decirlo– estuvo marcada por el discurso marxista. No se hablaba aún de paradigma o de contextualización. En este sentido, lo educativo participaba o formaba parte de la dimensión ideológica del sistema social que envolvía como un gran todo al fenómeno educativo, junto a otros, denominados aparatos con una definida intención –o función, según el lenguaje de entonces– ideológica, es decir, de encubrimiento o velamiento de las verdaderas finalidades que se veían ocultas o sobrepuestas a las reales: económicas o políticas. El derrumbamiento del muro de Berlín se tomó como el gran símbolo de la superación de este enfoque. Pero antes ya había empezado a mostrar su carácter de mera fórmula al intentar explicarlo todo –desde el arte pasando por el mito, la ciencia, o cualquier manifestación cultural . Como el principal oponente a este esquema venía desde el funcionalismo tal como era implementado el positivismo en el campo de las llamadas ciencias sociales– se definieron, por así decir, dos enfoques o marcos teóricos para mirar lo social podríamos hablar también de dos perspectivas que abarcaban tanto lo social como lo científico–. Las investigaciones que se proyectaban sobre todo las que se dirigían a lo social, o en general, a las ciencias humanas, incluyendo en éstas a la sociología tenían o debían seguir uno de estos dos enfoques. (Aunque no tenían aceptación o aprobación institucional sino las que seguían el enfoque positivista. Todavía no se insistía o reconocía que una investigación para ser tal tenía que ser crítica o intentar una emancipación a partir de denunciar relaciones estructurales en lo real). En esta época, principios de la década del ochenta, sin embargo, por la formación filosófica, relevaba un carácter más teórico del asunto como era el histórico. Seguía o me identificaba con el enfoque foucaultiano que consideraba como una matización del esquematismo marxista. Para la educación tenía sugerencias interesantes de lectura e interpretación que permitía relacionar lo social y lo histórico de una manera diferente a la seguida por todos. Traté de relevar el aspecto histórico en la reflexión que había emprendido con respecto a la educación aunque no lograba distinguir en forma nítida lo sistemático e institucional de lo teórico –o las teorías pedagógicas–. Lo teórico en educación se incluía aún dentro de lo ideológico, o sea, lo más superficial que se podía hacer en un estudio en esta época.
Miguel Arenas Vargas, creador del método educativo que lleva su nombre, nació en la ciudad de México, Distrito Federal, el 14 de julio de 1940. Ha dedicado su vida a la formación de científicos independientes en pequeñas comunidades esparcidas en la periferia de la república mexicana a partir del reconocimiento que la sociedad mexicana, así como la de muchos países con economías en desarrollo necesitan de científicos para poder acceder a mejores condiciones de vida para sus habitantes. Al tratar de responder la pregunta: ¿Cómo aprende el hombre?, propone una revolución en la educación para la salud humana, la salud animal y el aprovechamiento de los recursos naturales, mediante innovaciones educativas que centran al estudiante en el aprendizaje auto‐dirigido y en la investigación como método de estudio. Este libro es producto de 30 años de trabajo pedagógico por parte de Joel López-Pérez y y17 años de inmersión en la innovación educativa por parte de Susana Juárez-López, ambos comprometidos con la formación de investigadores al lado de Miguel Arenas. El Método Arenas (MA) utiliza las estrategias del PBL (Problem Based Learning) ligado a otras técnicas de aprendizaje grupales, como los grupos operativos de Pichón Riviere, y las Comunidades de Práctica (COPs) ampliamente estudiadas por Jean Lave y Etienne Wenger desde la última década del siglo XX, para hacer de las reuniones de discusión una experiencia óptima que fluye para hacer consciente el inconsciente y generar cambios en la mente de los participantes. El componente educativo fundamental de este revolucionario método es el acto consciente, ya que las cosas adquieren importancia para nosotros cuando somos conscientes de su existencia, que es el pensamiento central en los grupos que han adoptado las formas de preceder propuestas por Miguel Arenas.