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¿Qué formación queremos que tengan nuestras niñas, niños y adolescentes? ¿Cómo podemos ofrecerles una educación emocional que, junto con proporcionarles bienestar, les ayude a ser un aporte efectivo a la sociedad? Estas preguntas recorren este libro, donde las autoras, reconocidas especialistas en la materia, entregan los conceptos y herramientas necesarias para abordar uno de los temas centrales en los entornos educativos actuales: el desarrollo emocional.
¿Es posible orientar las emociones de una persona hacia un estado de equilibrio personal y social, de tal forma que le permita afrontar mejor los retos de la vida y, por tanto, consiga un desarrollo integral como persona dentro del contexto social en el que se mueve? Este es el objetivo que abarca la educación emocional, un proceso educativo continuo y permanente que permite la adquisición de numerosas competencias sociales aplicadas a todos los ámbitos de la vida. Todo ello buscando siempre el bienestar personal y social del ser humano. En este libro, se exponen los fundamentos teóricos de la educación emocional para el desarrollo de la inteligencia emocional en el ámbito educativo. En el primer capítulo se muestran las bases conceptuales de las emociones, donde se profundiza en los conceptos de emoción, sentimientos, memoria emocional y felicidad. En el segundo capítulo se explican las teorías de las emociones de Darwin, James-Lange y McDougall. En el tercer capítulo se presentan las principales aportaciones del condicionamiento clásico y del condicionamiento operante, y las ideas principales de las teorías de las emociones de Izard, Plutchik, Tomkins y Ekman. En el cuarto capítulo se recogen las ideas básicas de las teorías de las emociones de Schachter y Singer, Mandler, Lang y Scherer, y se exponen la teoría de Labouvie-Vief y la teoría de la selectividad socioemocional de Carstensen. Complementa el libro una amplia bibliografía acerca de los fundamentos teóricos de la educación emocional, por lo que puede resultar de gran utilidad para personas interesadas en explorar el mundo de la educación emocional desde sus bases teóricas y científicas.
Este libro se basa en el complejo mundo que interconecta las emociones con el clima y el aprendizaje en el aula, basándose en dos pilares: clarificación y precisión conceptual y aplicación en la tarea docente. En este sentido, una vez trabajados los conceptos, se exponen las líneas de investigación y los nuevos planes que contemplan su implementación tanto en el trabajo con personas como en la organización del centro, intentando cubrir las necesidades que puedan surgir en las etapas de educación obligatoria y mostrando uno de estos planes como ejemplo práctico. La obra analiza los afectos, las emociones y los sentimientos; el procesamiento afectivo; y el modo en el que están presentes las relaciones en el aula para poner en práctica actuaciones de educación emocional en los centros y favorecer la convivencia.
La formación del profesorado es uno de los elementos indispensables para lograr la mejora de la calidad de la educación; más aún, cuando se encuentran en la etapa inicial de la adquisición de competencias docentes. Por eso, en este libro se ofrecen contenidos y reflexiones relativos al aprendizaje emocional y social en la primera infancia, con el deseo de aportar una síntesis de algunos aspectos que deben ser tenidos en cuenta en la formación de los maestros y maestras de Educación Infantil. En el primer capítulo, se ofrecen algunas claves sobre el acompañamiento respetuoso en la infancia; se ahonda en la trascendencia del ambiente en el desarrollo emocional y se propone una conceptualización de las emociones. Finaliza con la descripción de algunas emociones y su incidencia en el desarrollo infantil. En el segundo capítulo, se exponen algunas de las teorías del aprendizaje emocional y social; concretamente, se abordan brevemente la del aprendizaje observacional de Bandura y la del aprendizaje conductual; el objetivo es entender cómo se adquieren, en la primera infancia, las conductas emocionales y sociales. Asimismo, se describe uno de los constructos más recientes, como es la inteligencia emocional; desde su aparición en el año 1990 ha sido ampliamente utilizado para explicar el comportamiento humano y sus implicaciones en ámbitos educativo, organizacional y de salud. En este capítulo nos centramos en el ámbito educativo y su desarrollo en la primera infancia; por otro lado, se detallan los modelos teóricos más relevantes y sus instrumentos de medida; de esta manera, se enuncian algunas de las características más relevantes de los modelos de IE-habilidad de Mayer y Salovey, de inteligencia emocional social de Bar-On, de competencias de Goleman y de IE-rasgo de Petrides y Furnham. Finalmente, se alude al concepto de educación emocional y su concreción en cinco competencias relevantes para el correcto desarrollo emocional y social de los niños y niñas de 0 a 6 años: conciencia emocional, regulación emocional, autonomía emocional, conciencia social y competencias para la vida y el bienestar. En la búsqueda del deseado equilibrio emocional y social se insiste en la trascendencia de incorporar en los currículos escolares una educación emocional. El fin último de esa educación emocional ha de ser la consecución de competencias emocionales, entendidas estas como el conjunto de conocimientos, capacidades, habilidades y actitudes necesarias para tomar conciencia, comprender, expresar y regular de forma apropiada los fenómenos emocionales (Bisquerra et al., 2010). En el capítulo tercero, ahondaremos en las aportaciones de la neurociencia y su relevancia en nuestro desempeño docente. Conoceremos las claves anatómicas y funcionales del cerebro y su incidencia en el desarrollo infantil y el aprendizaje. Prestaremos una especial atención al desarrollo emocional y el poder de la educación como herramienta que incide en el cerebro de los más pequeños. Las funciones ejecutivas y su relevancia en la regulación cognitiva, conductual y emocional serán igualmente trascendentes en este capítulo. Concluiremos con unas claves para ayudar a nuestros niños a adaptarse con éxito a las demandas del entorno escolar, familiar y social desde unas prácticas basadas en la evidencia que señalan el irreemplazable papel de las emociones y del trabajo cooperativo. En el cuarto capítulo, se presentan propuestas prácticas para la incorporación de la educación emocional al currículum de la etapa de Educación Infantil. Previamente, se muestran las características de la educación emocional y su presencia en la legislación vigente. En este sentido, además de la presencia en la LOMLOE (2020) o en el Real Decreto 95/2022 que ordena las enseñanzas mínimas de la Educación Infantil (2022), se realiza un breve recorrido por las características de la Ley Orgánica 8/2021, de 4 de junio, de Protección integral de la infancia y la adolescencia frente a la violencia (LOPIVI), por sus relaciones con los fines de la educación emocional para procurar el bienestar en el alumnado. La intervención para la educación de las emociones requiere de sistematicidad en el diseño, el desarrollo y la evaluación de los programas dedicados a estos fines. El rigor necesario al desarrollar las actividades que conforman los programas tiene implicaciones en la formación de docentes o de otros agentes educativos, como los padres y las madres. Los beneficios personales y profesionales de la adquisición de competencias emocionales por parte de quienes desarrollan la actividad docente en la etapa de Educación Infantil justifican esta formación, por sus efectos positivos en el alumnado y, si cabe, en los agentes educativos de su contexto más próximo. Se presenta una selección de aplicaciones prácticas de la educación emocional en la primera infancia que se fundamentan en los modelos de inteligencia emocional y del aprendizaje social y emocional. Una revisión de los resultados de la investigación educativa nos ofrece una variedad de beneficios para el alumnado, por lo que la educación de las emociones merece estar integrada en el currículum, un lugar destacado en la programación del aula de esta etapa educativa. Finalmente, en el último capítulo del libro, se presenta una brillante propuesta en la que se repiensa el acompañamiento emocional a través de los cuentos tradicionales. A través de imágenes arquetípicas, los cuentos tradicionales recogen todo lo que convive en nuestro interior (lo agresivo, lo vergonzoso, lo miedoso, lo valiente…); estos símbolos impactan directamente en nuestro inconsciente. En su Psicoanálisis de los cuentos de hadas, Betthelheim (2024) ahonda en el poder transformador de los cuentos de hadas: «Para poder dominar los problemas psicológicos del crecimiento (…) el niño necesita comprender lo que está ocurriendo en su yo consciente y enfrentarse, también, con lo que sucede en su inconsciente». Los niños necesitan cuentos. Relatos que aborden sus temores, dificultades y anhelos desde un lugar seguro, el que ofrece el espacio mágico de la narración. Nuestra propuesta, mostrada en este capítulo, alineada con la de Martínez-Pardo (2018), parte de un acompañamiento emocional en el que se permite al niño entrar en contacto con sus emociones (sean estas las que sean). Un verdadero aprendizaje precisa de una vivencia genuina, que ofrezca al menor la oportunidad de, una vez que ha sentido y transitado por ese mundo emocional, adquirir estrategias para aprender a vivir con todo lo que siente. En este acompañamiento emocional, la persona educadora resulta crucial (los cuentos no sirven para dormir a los niños, sino para despertar a los adultos). Ayudar al niño en ese viaje interior precisa de un trabajo emocional previo del adulto. En palabras de Martínez-Pardo (2018): «Para acompañar a los niños en los angostos caminos de los bosques oscuros uno tiene que haber aprendido a hacerlo primero. Si no, corremos el peligro de no dejarles entrar, por nuestro miedo, negándoles así la oportunidad de orientarse en la oscuridad». Como conclusión, podemos afirmar que los procesos madurativos infantiles precisan de un ambiente respetuoso, sabedor de la idiosincrasia de esta etapa. Conocer sobre el desarrollo evolutivo del niño nos permite despojarnos de tópicos y prácticas poco saludables. Como consecuencia, hemos de reevaluar las prácticas educativas que, por inercia, imperan aún hoy en día en nuestros estilos educativos y escuchar, libre de prejuicios, el lenguaje emocional de nuestros niños. Dada la omnipresencia de la emoción en los primeros años de desarrollo, resulta necesario adecuar nuestras intervenciones al ritmo madurativo de cada niño para lograr un verdadero respeto, fundamentado en el conocimiento y la observación (González-Vara, 2015). Dª Encarnación Hernández Pérez Dº Mario Pena Garrido Dª Lidia Losada Vicente
Esta obra muestra la función que desempeña la inteligencia emocional en la interacción docente – alumno y el manejo de los conflictos, en la etapa de educación secundaria. Asimismo, ofrece al personal docente un decálogo de recomendaciones y orientaciones que sirva de guía a los programas de inteligencia emocional que se implementen en los centros educativos.
Las emociones, aunque tienen un sustrato biológico, son también construcciones culturales, y la sociabilidad afectiva que se teje en la escuela, por medio de los dispositivos y climas emocionales que se examinan en esta obra, ha sido determinante en la formación de los sujetos y en la normalización de los colectivos humanos. Las emociones fueron siempre un motor fundamental de la evolución y de la historia de las sociedades. Ellas están en la base de la antropología en la que se sustenta la subjetividad y las tramas sociales de la vida humana, en las que opera el mundo de la educación. Este trabajo da cuenta de lo anterior a partir del análisis e interpretación de las representaciones del mundo de las emociones en la vida escolar, con lo que ensaya desvelar otro de los silencios de la historiografía educativa, más allá de los combates de los viejos modos de hacer historia. Las dos imágenes de cubierta y contracubierta del libro quieren mostrar el carácter bipolar y dialéctico de la cultura emocional de la escuela. Por un lado, la alegría; por el envés, la ira. Este mismo dualismo se constata en los juegos entre la seducción y el pudor, el premio y el castigo, la higiene y la vergüenza, la espontaneidad y la disciplina, con los que se construye la cultura de la escuela.
Tesis doctoral producto de una investigación educativa original, realizada entre 2017-2020, sobre la posible vinculación entre Inteligencia Emocional y Rendimiento Académico dentro del contexto educativo brasileño, con el fin de aportar evidencias sobre la pertinencia de enfatizar en la educación emocional en las aulas. Estructurada en seis capítulos, en los dos primeros se hace un repaso teórico entorno a las dos variables: Inteligencia Emocional y Rendimiento Académico. En el tercero se contextualiza del Sistema Educativo en Brasil específicamente, de la escuela donde se desarrolla la investigación y de los individuos foco, los adolescentes. Bajo este marco teórico se justifica el cuarto capítulo conformado por el estudio empírico, el quinto capítulo expone los resultados que evidencian la necesidad de desarrollo de este tipo de competencias entre los adolescentes, incidiendo en la atención emocional como la dimensión básica a potenciar en la muestra y la necesidad de adaptar las pruebas de evaluación al contexto brasileño. Es el último capítulo, asociado a la discusión y conclusiones, encontramos un debate en torno a la necesidad de seguir investigando en la misma línea, incluyendo otros instrumentos que vayan más allá de las medidas de autoinforme y líneas futuras de investigación utilizando análisis cualitativos.
La educación emocional tiene como objetivo desarrollar competencias emocionales que contribuyan al bienestar personal y social. Esta obra presenta un amplio panorama de la práctica de la educación emocional, que debería iniciarse desde el nacimiento y estar presente a lo largo de la vida. Después de una descripción general de la educación emocional, se dedica un capítulo a la práctica en cada uno de los niveles educativos obligatorios: educación infantil, primaria y secundaria. Es un libro eminentemente práctico, de tal forma que en todos los capítulos hay ejemplos y actividades prácticas propias del nivel educativo del capítulo. Con esto se pretende ilustrar la práctica de la educación emocional y dar sugerencias que orienten a la persona interesada. Un capítulo se dedica a la interacción entre acción tutorial, educación para la ciudadanía y educación emocional. Se proponen estrategias para poner en práctica la educación emocional en función de las posibilidades del contexto. Las familias juegan un papel esencial en la educación emocional. Es importante que padres y madres hayan adquirido las competencias emocionales necesarias para poder contribuir a la educación emocional de sus hijos. Hay que contribuir a la formación de madres y padres para que éstos puedan educar mejor a sus hijos e hijas en la dimensión emocional.
El presente trabajo parte de la necesidad observada y vivida de la “Educación emocional” en nuestras aulas. Múltiples estudios han concluido, sobre todo, desde el avance de la Neurociencia y su aplicación al aprendizaje, así como la aparición de conceptos como la “inteligencia emocional” y las “inteligencias múltiples”, lo importante que son para este proceso las emociones y los sentimientos, el comprenderlas, sentirlas, gestionarlas, exteriorizarlas y controlarlas, esto último no como una “prohibición” sino como una necesidad para el desarrollo integral del individuo, que tanto se persigue, pero que en ocasiones, a veces inconscientemente, se limita. Tras un recorrido histórico por las diferentes leyes educativas con la intención de observar como ha sido tratado el tema que nos ocupa, se ha observado que efectivamente el papel que juegan en la educación es limitado, no es hasta estos últimos tiempos, cuando ya comienzan a contemplarse de un modo explicito y con la convicción de la necesidad enunciada al principio. Es más frecuente su consideración en edades tempranas, que podríamos situar a nivel escolar en la Educación Infantil y Primaria, pero parece irse olvidando paulatinamente en algunos casos o drásticamente en otros, en edades más avanzas. Por ello, el presente trabajo recoge un Proyecto para la incorporación de la Educación emocional en nuestras aulas, centrada en el trabajo de las emociones y sentimientos en niveles de Educación Secundaria, sin olvidar, que lo ideal es disponer de este tipo de aprendizaje en todos los niveles educativos, entendiendo todos del mismo modo que entendemos la educación, para toda la vida.