Josué Matos
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Al leer la primera Epístola de Pedro, tendemos a buscar cosas más profundas y no logramos ver la enseñanza simple que se encuentra en la pequeña palabra repetida “como”, que se usa para describir al pueblo de Dios como extranjeros y peregrinos en la tierra. Fueron “renacidos para una esperanza viva por medio de la resurrección de Jesucristo de entre los muertos” y se regocijaron en “una herencia incorruptible e inmaculada y que no se marchita, reservada en el cielo para ustedes que son guardados por el poder de Dios mediante la fe”. Estaban pasando por períodos de tristeza descritos como “la prueba de vuestra fe”, que traerá su recompensa “en la revelación de Jesucristo”. Ellos, aunque no lo habían visto, lo amaban y “se regocijaban con gozo indescriptible y lleno de gloria”. Este regocijo en la herencia, en el amor a Cristo y en la alegría en Él se veía como su experiencia espiritual normal. Esta debe ser nuestra experiencia continua como creyentes en nuestros días. “Como de un Cordero sin defecto” 1 Pedro 1:19 Esta expresión aparece en la sección que trata la gran verdad de ser redimidos con la preciosa sangre de Cristo. Él era “como… un Cordero sin defecto y sin mancha, que fue pre ordenado antes de la fundación del mundo, pero se manifestó en estos últimos tiempos por ustedes”. Nosotros también fuimos redimidos por su preciosa sangre. En Éxodo 12, Israel tuvo un inicio de días con Dios a través de la sangre del cordero pascual que fue aplicada en los postes laterales y en los dinteles superiores de las puertas de las casas. La sangre los dejó seguros, y se alimentaron del cordero asado, listos para iniciar su jornada de Egipto a Canaán. Sin la preciosa sangre de Cristo, no tendríamos esta esperanza celestial. “Como niños obedientes” 1:14 “Como hijos obedientes, no conformándose con sus concupiscencias anteriores en su ignorancia, sino como Aquel que los llamó es santo, así sean santos en todo tipo de conversación, porque está escrito: ‘Sed santos porque yo soy santo’. El pueblo santo de Dios, es así llamado al menos cinco veces en Levítico para mostrar su carácter distintivo en contraste con las otras naciones. La comida limpia es el tema de Levítico 11:45, pero la exhortación “sed santos porque yo soy santo” se repite en capítulos que hablan de prácticas inmorales, de la reverencia al santuario de Dios y del discernimiento entre lo santo y lo profano y lo limpio y lo impuro. Israel llegó al Sinaí en el tercer mes después de dejar Egipto y el mensaje del Señor fue claro: ‘Ahora, pues, si verdaderamente obedecéis a Mi voz… entonces seréis para Mí un tesoro peculiar por encima de todos los pueblos’ (Éxodo 19:4-6). A través de Jeremías, el Señor les dijo: ‘Escuchen mi voz y yo seré su Dios’ (7:21-24). No podemos hacer mejor que citar 1 Samuel 15:22-23: ‘¿Tiene el Señor tanto placer en sacrificios y ofrendas… como en obedecer a la voz del Señor? He aquí, obedecer es mejor que sacrificar y escuchar que la grasa de carneros. Pues la rebeldía es como pecado de brujería y la obstinación como iniquidad e idolatría’. El rey Saúl fue instruido a destruir completamente a Amalec (tipo de carne), pero guardó lo mejor para ofrecerlo a Dios. Por hacer esto, fue rechazado como rey. La evaluación de Dios sobre la carne era la misma que cuando Pablo escribió, que ‘ninguna carne se gloriará en su presencia’ (1 Corintios 1:29). “Como recién nacidos” 1 Pedro 2:2 1 Pedro 2 nos habla de las manifestaciones de la carne que deben ser dejadas de lado primero: ‘Como recién nacidos, deseamos que la leche pura de la Palabra crezca así’. ‘Toda maldad… todo engaño, hipocresías… envidias y todas las maledicencias’ (v. 1). Pablo nos advierte que el Espíritu de Dios se entristece por causa de estos males, y como solo Él guía la verdad de la Palabra, si Él se entristece, no habrá crecimiento espiritual (Efesios 4:24). Los corintios eran bebés espirituales por causa de su estado carnal de envidia y conflicto (1 Corintios 3:1). John Bunyan escribió: ‘Un recién nacido llora; y si no hay voz, tememos que esté muerto… Es natural que un niño… desee comida… entonces el recién nacido desea la leche pura de la Palabra para que pueda crecer así, no hay satisfacción hasta que pongas la leche de la Palabra de Dios en tu alma’. Él escribió que aquellos que no tienen apetito por la Palabra bien pueden ser maestros sin vida. ¿Cómo está nuestro apetito por la pura Palabra de Dios? “Como piedras vivas” 1 Pedro 2:5 Esto nos enseña el resultado del crecimiento espiritual y muestra que, como creyentes, llegamos a la ‘piedra desechada por los hombres, pero escogida por Dios y preciosa. Vosotros también, como piedras vivas (vivas), edificamos una casa espiritual, un sacerdocio santo para ofrecer sacrificios espirituales, aceptables a Dios por medio de Jesucristo’. ¿Estamos perdiendo la verdad de la asamblea como una casa espiritual y que la adoración aceptable a Dios debe ser por el poder capacitador del Espíritu de Dios? Necesitamos sondear nuestros corazones porque corremos el riesgo de una aproximación ligera y casual de las cosas divinas que lleva al entusiasmo carismático. ¿Vamos a escuchar nuevamente las palabras del Señor: ‘Los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad… Dios es Espíritu: y los que lo adoran deben adorarlo en espíritu y en verdad’? Crecer espiritualmente nos permitirá ascender al ejercicio sacerdotal de dar a Dios su porción en la adoración. El sacerdocio real en servicio seguirá (v. 9). “Como extranjeros y peregrinos” 1 Pedro 2:11 ‘Amados, os ruego, como extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de las concupiscencias carnales que guerrean contra el alma’. Hebreos 11:13, se refiere a aquellos que ‘confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra’. ‘Teniendo una conversación honesta entre los gentiles, para que, aunque hablen contra vosotros como malhechores, ellos puedan, por vuestras buenas obras, que ellos contemplarán, glorificar a Dios en el día de la visitación’ (v. 12). La vida del extranjero y peregrino debería ser tal que silencie a aquellos que se oponen y hablan contra ellos. Los versículos 13-15 los ven como ciudadanos obedientes a la ley que se someten a las autoridades civiles; ‘Sea para el rey, como supremo; o a los gobernadores, como a los que son enviados por él para castigar a los malhechores y para alabar a los que hacen el bien. Porque así es la voluntad de Dios, que, haciendo el bien, calléis la ignorancia de los hombres insensatos’. Cuando vivimos así, nuestro testimonio obliga a los hombres a preguntar ‘una razón de la esperanza que hay en vosotros’ (1 Pedro 3:15), y como los patriarcas, estaremos confesando ‘que somos extranjeros y peregrinos en la tierra’ (Hebreos 11:13). “Tan libres… como siervos de Dios” 1 Pedro 2:16 ‘Tan libres, y no usando su libertad como un manto de maldad, sino como siervos de Dios’. ‘Porque, hermanos, habéis sido llamados a la libertad… solo que no uséis la libertad como ocasión para la carne, si no servíos unos a otros por amor’ (Gálatas 5:13). La libertad para servir a Dios y la libertad para servir unos a otros se ven en ambas pasajes. ‘Si os mordéis y os devoráis unos a otros, tened cuidado de no ser consumidos unos por otros’ (v. 14). Esta es una fuerte advertencia. ¿Será posible que nos convirtamos en caníbales espirituales? No debemos usar nuestra libertad de esa manera. “Como ovejas que se descarrían” 1 Pedro 2:25 De los versículos 21 al 25, tenemos una bella presentación de Cristo como el Siervo Perfecto, como ejemplo para seguir Sus pasos. Isaías 53:9 está ante nosotros en cuanto a su vida sin pecado: ‘El cual no cometió pecado, ni se halló engaño en su boca’, y Pedro escribe con tanta ternura sobre Su sacrificio: ‘Él mismo cargó nuestros pecados… y por Sus heridas fuisteis sanados’ (Isaías 53:5,12). Nuevamente: ‘Erais como ovejas descarriadas’ es una breve cita de Isaías 53:6. Pensar que éramos ovejas perdidas y descarriadas, y que Él nos buscó, y nos encontró, y ahora en resurrección, ‘Él es el pastor y obispo (superintendente) de nuestras almas’, mientras nos cuida con cuidado vigilante en el camino hacia la gloria. Esto realmente debería mover nuestros corazones alabanza, cuando recordamos que, como buen pastor, Él da seguridad eterna y nunca pierde una oveja (Juan 17:12). Que esta lectura nos acerque más a Cristo, nos inspire a la santidad y nos fortalezca en la esperanza de la gloria futura. El mensaje de Pedro es un recordatorio continuo de la fidelidad de Dios y de nuestro llamado a vivir vidas que honren a nuestro Señor y Salvador.
